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Mala estrategia

¡Basta de manías!

"Ya no eres una niña" me dijiste, "ni tú un niño" respondí.
Querías más información de la que podías procesar y sabías que con un reto me ibas a obligar.

"Me parece absurdo lo que me preguntas, tú y yo sabemos que no necesitas que yo te de un sí para que sepas que cada una de tus sospechas son realidad". Ahí estuvo, lo dije, resulta la rabia desinhibirme más que el licor y tú si que sabes cómo reventar mis ánimos.

Palabras y más palabras, una noche que parecía una eternidad, veinte años anhelando dejar salir lo que había en mi corazón, lo hice, lo hice mientras que tú solo dejaste salir lo que tenías en la garganta. Mala estrategia compañero, veo la verdad en los ojos, desnudaste el cuerpo y yo solo quería ver desnuda el alma. 

Quedáte esperando veinte años más, tal vez cuando estemos ya cuarentones decidás decirme la verdad, cuando ya no haya vuelta atrás, cuando ya no sepas como atarme, cuando ya no recuerdes las coordenadas de mis lunares, cuando ya no tenga ni la más remota idea de cómo ubicar mi estrella, cuando yo esté lejos, cuando mis ganas no sean más que un cadáver podrido.

Te veo solo cuando vuelvo a mi niñez, cada día el recuerdo es más borroso, enciérrate en mi pasado y no salgas nunca más del pequeño nochero de mi habitación.

-¡Jódete!
-¡Guache!
-¡Igualita a vos!
-Dejá de ser infantil por favor
-Y vos aprendé a jugar con lo que Dios te dio, y que te quede muy claro que en ese inventario no está mi corazón.

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