Noche eterna como ninguna otra, más negra que el camino hacia la muerte, tormentosa y callada. Se mueve sigilosamente el reloj, los segundos parecen disfrutar de mi insomnio, destilan espesos rodando nuca abajo. Sirvo una copa más, después de cada trago el tiempo se burla más intensamente, en tan solo una hora he revivido la vida que me has quitado, en un solo segundo siento tus mil y una caricias en mi piel, cada palabra se repite en mi mente, después de añadir otra copa son audibles, ahí estás, recreado en alma, real y ausente. ¡Desvanécete de una buena vez! No he de pecar al decirte que anhelo despedazarte, triturarte, convertirte en polvo y después de un último beso dejar que mi aliento te conduzca al infinito. Agotada estoy de tu amor de noches. La bandera liberal es la más patética de mis fachadas. Mi corazón se desvive por el amor matutino, sincero y constante, por los mimos del día a día y las tontas excusas que logran ponerte cada que quieras en frente de tu al...