Papito Dios: Tú más que nadie has escuchado cada palpitar de mi corazón, lo viste crecer, formarse, lo viste brillar, ilusionarse... lo viste contristarse. Imagino tu cara cuando lo viste enamorarse por primera vez, sentía que era la carrera de su vida, quería darse sin medida y no negar ni una gota de sudor. Era bastante dedicado y se esforzaba para lograr su conquista. Lleno de buenas intenciones te percataste de cómo durante el camino su sonrisa empezó a ser cada vez más pequeña, no podía creer que la carrera que por mucho había esperado estuviera tan llena de trucos y trampas, de obstáculos dolorosos y metas tan lejanas. Ingenuo y siempre confiado se prometía correr tan solo un kilómetro más, solo uno para cerciorarse de que adelante el camino seguía siendo igual, pues nada lo atormentaría más que retirarse y darse cuenta de que un par de pasos más adelante todo cambiaría. Lo viste desgastarse, violentarse y al final desmoronarse. No pudo salir de la pista por sus prop...